miércoles, 20 de noviembre de 2013

Quien pega primero..

Entre los ciudadanos "comunes" corre un pensamiento, a veces expresado y a veces no, de que ciertas personas no tienen "todos los jugadores" (les faltan caramelos en el frasco, o no les llega agua al tanque). Es un pensamiento que comparto y miles de veces pude ver cómo ciertas personas, más funcionarios públicos que funcionarios en empresas privadas, daban mil vueltas para dar una simple respuesta, no sabían qué responder o simplemente no entendían la pregunta.

De ésto no se salva nadie, sí o sí en algún momento de tu vida tenés que interactuar (o tratar) con esas personas y muchas veces es frustrante ver cómo se manejan. A veces creo que es un personaje creado por ellos mismos para poder sobrevivir en ese tipo de ambiente contaminado, donde no podés sobresalir, por que si lo hacés te hacen volar de un plumazo. Es como encarnar, por unas horas, ese personaje gris, que se mueve en los medos tonos y trata de no brillar, de no hacer ruido, de pasar totalmente desapercibidos. Y me imagino que cuando llegan a sus casas, con el diario amarillista bajo el brazo, lo arrojan a la basura y se sientan a leer un buen libro o hablan con sus familias de problemáticas sociales, buscan soluciones alternativas y no mencionan el culo nuevo de tal modelo.

Un vez me encontré con una de estas personas durante un paseo en Areguá. Hace varios meses tenía la idea de comprar un terreno en esa ciudad  y tener un espacio verde donde ir los finde a pasar un rato lindo, comer un asado y pasar un momento tranqui. Como varios domingos, encaramos con el jeep para Areguá con mi esposa, el bebé y mi hermano mayor. Salimos de San Lorenzo antes del mediodía y en media hora llegamos a esa linda ciudad, por el camino venía pensando en la habilitación del auto, había vencido hace unos días y no quería que me multen, por lo que tomamos caminos perdidos dentro de Areguá. Veníamos por una calle recién asfaltada, el sol pegaba fuerte y nada nos hacía sospechar, que al doblar en aquella esquina nos íbamos a encontrar con un zorro gris (canuto, coimero, inspector de tránsito, como quieran decirle) parado en la mitad de la calle.



El agente era delgado y joven, por lo que pensé que era alguien nuevito nuevito, quizás sin los vicios de compañeros mayores. A medida que iba frenando hasta quedarme a su lado venía pensando en la habilitación, en la multa, en una coima, en porqué se nos cruzó ir a ver terrenos en Areguá y otras cosas más. Pero bueno, ya había frenado a su lado, el sol de seguro ya le había calentado la cabeza durante todo el día y antes que me pueda decir algo, se desarrolló esta conversación entre él y yo.

Yo: ¡Que tal oficial! ¿Como está? Me gustaría hacerle una pregunta....

Él: Buen día, si? (creo que lo descoloqué con mi saludo y petición de pregunta)

Yo: Vinimos con mi hermano, mi esposa y mi hijo de visita a Areguá porque nos comentaron que había terrenos a la venta por esta zona. Pero vinimos y no vimos ningún cartel. ¿No sabe si hay algún terreno a la venta por acá?

Él: Y.... La verdad que desconozco... Por esta zona.. No sabría decirle..

Yo: Entiendo, me comentaron también que puedo averiguar en alguna inmobiliaria, ¿sabe de alguna por acá? o dónde podría averiguar....

Él: Y podés seguir derecho por acá..... doblá a la derecha y por ahí suele haber carpitas de inmobiliarias..

Yo: Excelente, sigo derecho y después doblo a la derecha. Voy a averiguar ahora. ¡¡Muchas gracias!! (dije mientras miraba el horizonte como cual náufrago al que le acaban de dar una brújula)

Acto seguido y de manera rápida, metí primera y solté suavemente el embrague del auto alejándome del oficial sin mirarlo.

¿Qué pasó? Lo apuré con unas preguntas y como era joven, se preocupó de darme respuestas. Además no pudo pedirme ningún documento, por el mismo motivo. ¿Lo podré hacer de nuevo de manera exitosa? No sé, prefiero estar al día con los documentos.