viernes, 18 de diciembre de 2009

Casi CHef


Esto pasó hace raaato, cuando trabajaba en Knowjau. Un día (como tantos..) nos quedamos a laburar hasta tarde con Yaguamercado, Belcebú y Vichenzo. Mientras laburábamos me acordé que habían quedado chorizos del día anterior y les pregunto a los chicos y al jefe (Dani) si se prendían para cenar eso.

Seeeeeeeeee, fue la respuesta de todos. Yo, siempre voluntarioso me paré y fui a prepararlos. En la agencia teníamos heladera, cubiertos, fuentes, repasadores y un horno eléctrico con hornallas arriba y todo lo necesario. Asique agarré los chorizos, los puse en una fuente, abrí la puertita del horno con el repasador, metí la fuente, cerré, dejé el repasador encima del horno y empecé a mover las perillitas para prender el horno. El horno tenía 2 perillitas (eso ya me complicó) y las moví hasta que se prendió una luz. Bueeeeno, ya está pensé.

Ese mes fue bastante denso para mí, había tenido unos desacuerdos con los jefes y la situación no estaba buena, pero yo trataba de ponerle onda y no dejar que el ambiente me afecte (cosa muuuy difícil).
Seguí laburando mientras boludeábamos con los chicos, Dani fue a la ofi de Mónica (mi otra jefa) a hablar y unos minutos después Belcebú me dice.

- Lucas, me parece que se están quemando tus chorizos..

Nderakóre. Los chorizos. Ya se olía a quemado, pero quemado mal.. Me levanto y corro hacia la cocina, abro la puerta y me encuentro con una escena de película de acción. Un humo blanco y denso, encima del horno el repasador prendido fuego y mi cagado de que todo reviente o queme los cables del enchufe. Detrás de mí venía Yaguamercado, entro empujo el repasador hacia el lavaplatos y abro la canilla, para qué!! El humo se hace peor! Y veo como esa nube blanca y hedionda usurpa cada rincón de la agencia. Abro las puestas y trato de sacar el humo con una carpeta (ya sé, que boludez, como si fuera que no iba a quedar rastro del humo) y suena el teléfono. Yagua contesta.
- Hola
- Sjhfuhdn
- Humo? Nooo, no huelo.
- Pfmfnvuhd
- Voy a ver, capaz que se está quemando el hilo de los chorizos.

Y corta. Viene con la cara desencajada y me dice.
- Boludo, le acabo de mentir a la jefa.
Lo miro y nos cagamos de risa.

Una de las perillas que moví, además de “encender” el horno eléctrico, “encendía” una hornalla… sí, la que estaba debajo del repasador. El calor lo prendió fuego. Asique hice lo lógico, tiré el repasador quemado en el basurero.
Eliminamos al muerto.
No hay evidencias.
No hay crimen.